Maufest '04 Parte II - Acapulco
Los festejos del Maufest continuaron el jueves con un desayuno que me organizaron en el trabajo. En la tarde de total y absoluta sorpresa mis compañeros del posgrado hasta pastel me llevaron, me conmovió. Se siente el cariño. De ahí me lancé a cenar y chelear con la banda de los sábados. Después de una vasta cenay vastas chelas con el pretexto mixto del cumpleaños, de que el Kike andaba dolido por que lo corto su novia y de que al Rick le encanta. Nos fuimos a uno deesos lugares donde las mujeres bailan con poca ropa y usan nombres exóticos. Una botella, muchas mujeres, un cuentón y algunas horas después llegué a mi casa a dormir un par de horas antes de mi junta en la oficina.
Llegue por supuesto en calidad de zombie, pero una mezcla entre una coca, una aspirina y la idea de la playa a unas horas de distancia me regresó la energía.
A medio día en mi casa apareció la mitad de los participantes al Maufest y después de organizarnos, por edades, estaturas y masa corporal jalamos a la costa. El camino fue sin novedad aparte de que aprendí, gracias a Mariana, que las quecas en Tres Marías saben mejor en el lado de la libre que en la autopista.
El lugar a donde llegamos fue una mejora considerable desde amueblados Ordoñez. Es uno de esos tiempos compartidos que no son tiempos compartidos o no se como estaba la onda, el chiste es que nos salió barato y el lugar si parecía hotel, tenía su playita privada, alberca decente, y los servicios correspondientes.
Después de un breve cáliz del lugar procedí a saludar al mar y disfrutar un atardecer playero.
Conforme anocheció mientras una comisión iba al super otros nos quedamos en espera de los que faltaban. Al poco rato llegó el güero con su mujer misteriosa que resultó ser una poblana muy agradable y risueña y por ahí de la media noche llegaron Armando, Nora, Kathya y Emilio.
A pesar de estar en la playa, hubo algunos momentos en que me salió el síndrome del anfitrión, clavado checando y preocupado por que todos se la estuvieran pasando bien y a veces hasta mermando el gozo por ello. Esto lo hicieron particularmente difícil las broncas que traían Emilio y Kathya, que a fin de cuentas terminaron pero entre los pucheros y caras de una y las jaladas del otro no me ayudaron mucho.
En fin, vuelta al modo gozo, estuvimos pisteando en la playa hasta altas horas de la noche y bajas horas de la mañana.
Al día siguiente, me levante entre ovaciones a celebrar mi cumpleaños. El Verde y Mariana en un acto heroico y atento prepararon desayuno para las multitudes, estuvo muy cool. Al son de barriga llena, corazón ¿que hacemos?, el apretado plan de actividades del Maufest señalaba la actividad: ?tirarse de panza frente al mar por tiempo indefinido?. Así que, en eso estabamos cuando notamos un pequeño detalle, ya no había cervezas y faltaban pilas para el soundtrack playero.
Aquí hubo varios errores.
1. La tienda del Hotel tenía cervezas pero no pilas (Este no fue nuestra culpa)
2. No entiendo por que se nos hizo razonable ir 5 personas al super a comprar
3. Olvidé mi credencial de Costco
4. Dejamos la decisión de a donde ir en manos de Emilio, que en su lógica perversa es mejor ir a un Aurrera a 15 km de distancia para ahorrarse .37 centavos en
cada cerveza que ir a un Oxxo y aprovechar 1 hora mas de playa. Citando a Armando: ?Let this be a Lesson to you all??
Pero bueno, regresé medio mentando madres pero el mar rápidamente me apapachó y me bajo el coraje.
El resto de la tarde fue lo mas disfrutable del Maufest, sentados todos bajo la sombra de una palapa, con el mar de frente, buena platica, risas, con esporádicas visitas al mar, en fin, cual deborah.
Cuando nos dio hambre peregrinamos hacia uno de esos restaurantes playeros en busca de comida, y pues al calor de las Yolis y dos horas de espera aprendí que 3.5 kg de Huachinango no llenan a 13 personas.
Después de comer, para horror de muchas abuelitas, tías y mamás nos metimos a la alberca sin dejar pasar mucho tiempo. Y estuvimos retozando en agua dulce hasta que se hizo de noche.
La noche fue de un par de Bares en la Costera que no convencieron mucho. Los DJ?s de Acapulco estaban de creativos al mezclar la música y pasaban de salsa a punchis a música de boda con instrucciones (un pie adelante, alzando las manos, una vueltecita, etc...) not so good.
Al otro día el maldito sueño me robó horas-playa y no hubo mas que empacar y partir. Pasamos a comer unos marisquitos para que amarrara y en escasas 3.5 horas ya estábamos en la contaminada capital.
Espero postear algunas fotos del Maufest pronto.
Fue, me atrevo a decir, el cumpleaños mas celebrado que he tenido. Es chido que tanta gente este dispuesta a festejar tanto conmigo. Pero uts, ya pido esquina, no se, igual es la edad...
Los festejos del Maufest continuaron el jueves con un desayuno que me organizaron en el trabajo. En la tarde de total y absoluta sorpresa mis compañeros del posgrado hasta pastel me llevaron, me conmovió. Se siente el cariño. De ahí me lancé a cenar y chelear con la banda de los sábados. Después de una vasta cenay vastas chelas con el pretexto mixto del cumpleaños, de que el Kike andaba dolido por que lo corto su novia y de que al Rick le encanta. Nos fuimos a uno deesos lugares donde las mujeres bailan con poca ropa y usan nombres exóticos. Una botella, muchas mujeres, un cuentón y algunas horas después llegué a mi casa a dormir un par de horas antes de mi junta en la oficina.
Llegue por supuesto en calidad de zombie, pero una mezcla entre una coca, una aspirina y la idea de la playa a unas horas de distancia me regresó la energía.
A medio día en mi casa apareció la mitad de los participantes al Maufest y después de organizarnos, por edades, estaturas y masa corporal jalamos a la costa. El camino fue sin novedad aparte de que aprendí, gracias a Mariana, que las quecas en Tres Marías saben mejor en el lado de la libre que en la autopista.
El lugar a donde llegamos fue una mejora considerable desde amueblados Ordoñez. Es uno de esos tiempos compartidos que no son tiempos compartidos o no se como estaba la onda, el chiste es que nos salió barato y el lugar si parecía hotel, tenía su playita privada, alberca decente, y los servicios correspondientes.
Después de un breve cáliz del lugar procedí a saludar al mar y disfrutar un atardecer playero.
Conforme anocheció mientras una comisión iba al super otros nos quedamos en espera de los que faltaban. Al poco rato llegó el güero con su mujer misteriosa que resultó ser una poblana muy agradable y risueña y por ahí de la media noche llegaron Armando, Nora, Kathya y Emilio.
A pesar de estar en la playa, hubo algunos momentos en que me salió el síndrome del anfitrión, clavado checando y preocupado por que todos se la estuvieran pasando bien y a veces hasta mermando el gozo por ello. Esto lo hicieron particularmente difícil las broncas que traían Emilio y Kathya, que a fin de cuentas terminaron pero entre los pucheros y caras de una y las jaladas del otro no me ayudaron mucho.
En fin, vuelta al modo gozo, estuvimos pisteando en la playa hasta altas horas de la noche y bajas horas de la mañana.
Al día siguiente, me levante entre ovaciones a celebrar mi cumpleaños. El Verde y Mariana en un acto heroico y atento prepararon desayuno para las multitudes, estuvo muy cool. Al son de barriga llena, corazón ¿que hacemos?, el apretado plan de actividades del Maufest señalaba la actividad: ?tirarse de panza frente al mar por tiempo indefinido?. Así que, en eso estabamos cuando notamos un pequeño detalle, ya no había cervezas y faltaban pilas para el soundtrack playero.
Aquí hubo varios errores.
1. La tienda del Hotel tenía cervezas pero no pilas (Este no fue nuestra culpa)
2. No entiendo por que se nos hizo razonable ir 5 personas al super a comprar
3. Olvidé mi credencial de Costco
4. Dejamos la decisión de a donde ir en manos de Emilio, que en su lógica perversa es mejor ir a un Aurrera a 15 km de distancia para ahorrarse .37 centavos en
cada cerveza que ir a un Oxxo y aprovechar 1 hora mas de playa. Citando a Armando: ?Let this be a Lesson to you all??
Pero bueno, regresé medio mentando madres pero el mar rápidamente me apapachó y me bajo el coraje.
El resto de la tarde fue lo mas disfrutable del Maufest, sentados todos bajo la sombra de una palapa, con el mar de frente, buena platica, risas, con esporádicas visitas al mar, en fin, cual deborah.
Cuando nos dio hambre peregrinamos hacia uno de esos restaurantes playeros en busca de comida, y pues al calor de las Yolis y dos horas de espera aprendí que 3.5 kg de Huachinango no llenan a 13 personas.
Después de comer, para horror de muchas abuelitas, tías y mamás nos metimos a la alberca sin dejar pasar mucho tiempo. Y estuvimos retozando en agua dulce hasta que se hizo de noche.
La noche fue de un par de Bares en la Costera que no convencieron mucho. Los DJ?s de Acapulco estaban de creativos al mezclar la música y pasaban de salsa a punchis a música de boda con instrucciones (un pie adelante, alzando las manos, una vueltecita, etc...) not so good.
Al otro día el maldito sueño me robó horas-playa y no hubo mas que empacar y partir. Pasamos a comer unos marisquitos para que amarrara y en escasas 3.5 horas ya estábamos en la contaminada capital.
Espero postear algunas fotos del Maufest pronto.
Fue, me atrevo a decir, el cumpleaños mas celebrado que he tenido. Es chido que tanta gente este dispuesta a festejar tanto conmigo. Pero uts, ya pido esquina, no se, igual es la edad...